Necesario usar buenos zapatos para someternos a esta reflexión, calzado que nos aferre bien a la tierra y nos mantenga firmes en la misma. No estaría demás tener a la mano un colirio efectivo que nos permita tener una visión clara, nada falsa o borrosa. Bajo estas perspectivas sinceras, nada arrogantes, pregunto: ¿Qué actuación se deberá tener en Copa América para considerar que la labor fue buena?
Mejor me zambullo en un universo de dimensiones diversas, de esos mundos donde tengo a la mano personalidades múltiples. Cada identidad tendrá una perspectiva diferente sobre la pregunta. Están los súperganadores y motivadores. Para ellos la Copa América se debe ganar, no hay forma de ver el evento de otra manera; se tiene material para lograrlo, jugadores ganadores, estirpe única de ecuatorianos que no saben otra cosa que no sea conseguir metas y demostrar un linaje determinante para estas lides. No existe la mediocre línea del “sí se puede”, para ellos solo existe el “se debe”… se debe ganar la Copa América.
También por estos barrios deambula quien lo ve todo desde un panorama súperestadístico.Si en las últimas cuatro ediciones solo se logró ganar un partido de 12 jugados y además se llega con una racha de 6 derrotas consecutivas, cualquier triunfo sería un extra a los pobres recuentos logrados en los últimos 12 años. Habría una curva ascendente de progreso, con un porcentaje positivo comparado con el promedio de rendimiento de las pasadas participaciones. Nada mal estaría ganar un partido y empatar otro… cumplida la buena actuación para el estadístico. No puede faltar el mortal que practica la tendencia súpersufridora; el uniforme es horroroso, la nómina vergonzosa, el técnico un inútil, la dirigencia corrupta, los periodistas vendidos, la canción de la selección feísima, los jugadores sobrados; en fin, nada lo entusiasma, se ve al espejo y se insulta. Estos individuos aspiran ante todo el peor de los desenlaces para la selección ecuatoriana, solo así sentirán alivio, el mal de otros los hará sentirse bien, solo gustan de arrastrar a todos a su propio foso de excremento en que viven.
Pisa con firmeza el criterio de quien aplica una mirada súperreal a esta Copa América. Paraguay viene haciendo el mejor mundial de fútbol de su historia, En Sudáfrica 2010 fue una de las ocho mejores selecciones del mundo. Brasil sigue siendo Brasil. No se han olvidado de jugar fútbol, es el equipo que todos admiran, al que todos quieren ver y que le puede ganar con humillación de por medio a cualquiera. Argentina, potencia mundial, con Lionel Messi, jugando de local y con la fortaleza necesaria para ser campeón. Uruguay fue semifinalista en la última copa del mundo. Chile se metió otra vez en la élite de equipos con nivel superior. Perú jugo una pre-Copa América, con resultados envidiables para cualquier otra selección. Colombia reúne un grupo selecto de jugadores, de los mejores del mundo, que llegan al certamen en su tope de rendimiento. Ecuador tiene lo suyo, un grupo de jugadores que fácilmente es el más experimentado que nunca antes ha jugado una competencia de este tipo, con debilidades más marcadas que otras selecciones, pero con elementos que podrían golpear a otros. Después están Bolivia y Venezuela. Queda claro, se van a matar entre ellos, puede ganar cualquiera, no está garantizado que la selección de Ecuador pueda ganarles . Hay almas súperdestructivas, que solo desean el mal al equipo y su preparación; no lo hacen por ser negativos, lo hacen por ser malos, llevan en su alma una tóxina cargada con algún virus letal que les impide ser felices y solo podrían sentirse satisfechos si la selección de Ecuador es degradada. Su deseo es demoler cualquier proyecto, que los jugadores sean desterrados, el técnico despedido y que periodistas y directivos vayan presos.
Y existe también el que pinta una faceta mentirosa, el súperfalseta, el individuo que quiere proyectar un espíritu ganador, como alguien que nunca se rinde y solo aspira grandes cosas, pero que por dentro tiene un motor que funciona de otra manera, que si bien vende una imagen de triunfador, su espíritu ya está derrotado.
¿Qué perspectiva lo acompaña a usted?
¿Con qué ojos ve la realidad de esta Copa América?
¿Qué significa hacer una buena Copa América?
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