Nunca ví tanta euforia junta en solo cuestión de dos bloques de calles, Los Cleveland Cavaliers recibían  a su equipo campeón de NBA, la ceremonia oficial de entrega de anillos por el titulo de la NBA se llevaba cabo en el Quicken Loans Arena, mientras que solo en la calle de al frente, en Progressive Field se cantaba e himno nacional como parte de la ceremonia inaugural de la serie mundial de beisbol. Por solo un día Cleveland se convertía en el centro deportivo de EEUU, esta ciudad que durante tantos años fue solo un participante con papeles fijos de hazmereir por sus resultados en todos lo deportes, la misma ciudad que inspiro a que su equipo de beisbol sea parte de una película por esas mismas consideraciones cómicas, la ciudad que mas espera, la que no podia ganar, por un día, y a mucha honra, logró que todo un país y una considerable parte del mundo hablen de ella. No es fácil, no se da siempre, no hay como sacar reservación para estas circunstancias y Cleveland lo logró por unas horas, que los mejores de la NBA y la MLB estén en la misma cuadra.