Lista que podría parecer exagerada o simplista. Sin embargo, vale la pena analizar estas líneas.
- Creer que son los únicos que tienen o conocen ‘la verdad’.
- Considerarse infalibles.
- Pertenecen a la falsa élite de ”periodistas estrella”.
- Creerse salvadores y jueces.
- Confiarse demasiado de sus fuentes.
- Olvidan que su objetivo principal es informar a las personas y no necesariamente ganarle a la competencia.
- Tendencia al facilismo. Cultores del ‘copy paste’ y de ‘googlearlo todo’.
- Inventar estadísticas incomprobables para vender una nota que no existe.
- Disfrazar la verdad.
- No saben escuchar (ni a sus jefes ni a los lectores / ni a su conciencia).
- Quieren ser protagonistas de la noticia.
- No sentir amor por la carrera y pasión por lo que se hace.
- Pensar que porque tienen un micrófono y una cámara están en todo el derecho de decir lo que se les de la gana.
- Demasiado ego.
- No pensar en la audiencia y en que el periodismo es un servicio.
- No se preocupan de aprender y se resisten a cualquier propuesta de cambio.
- Les interesa más firmar la nota que entregar un buen trabajo.
- Sabotear el trabajo de sus colegas, ya sea por celos profesionales o personales.
- Falta de creatividad e iniciativa.
- Cero compromiso con su medio y con la profesión.
- Confundir ‘ficción’ con periodismo en el afán de hacer un mal ‘periodismo literario’
- No ser autocrítico.
En la próxima entrega valdría la pena analizar punto por punto, con ejemplos y también casos positivos de nuestro medio.
FUENTE: www.clasesdeperiodismo.com
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