A todos nos ha pasado alguna vez, todos hemos sido victimas del
reproche de una madre o pareja que demanda arreglo o despacho inmediato
de los fasciculos que adoptaron hace rato como domicilio a una caja, un
cajón o una esquina.
La medida es extrema y las viejas revistas
cubiertas de polvo, cargadas de historia, inician una especie de
fila hacia el paredón o la vida eterna.
Algunas pasaran el corte, otras entraran en observacion, varias serán
material de reciclaje y las menos afortunadas serán sepultadas en un
tacho de basura.
Reconozco que la selección de contenidos fue una labor ardua, dolorosa y triste, encontré todo tipo de elementos históricos y valiosos, al final, después de examinar el producto, revista que no aportaba nada, era depositada en la cesta de la muerte.
Estoy seguro que de contar con mas tiempo, encontraría una solución mas digital, profesional y organizada de archivar todo esto, pero creanme, soy de los que todavía se deleita pasando pagina por pagina de la vida de una buena revista.
Fotos, artículos, anuncios, estadísticas; son tantos los factores que me aferran a ellas.
Al final no me despoje de muchas, pocas fueron exterminadas, es mas, resulto ridículo para quienes demandaban mas orden, que al final de día, menos de 15 revistas vieron la orca….no tuve alma para exterminar mas. Fue una mudanza de espacio, ahora habitan en cajas mas grandes y bajo un mejor patrón de búsqueda.
Nada mal el promedio de vida final si tomamos en cuenta que había cerca de 4000 ejemplares pidiendo una segunda oportunidad.
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