Cronicas de los mundiales.

Cronicas de los mundiales.

PRIMER CAPITULO
EEUU-1994


Una mirada a la forma y recuerdos varios de las coberturas mundialistas

«¡¡¡Señores, prohibido enfermarse, prohibido enfermarse!!!»…con esta línea, expresada de manera eufórica, inició Alfonso Harb su introducción al grupo que se preparaba para viajar al mundial de Estados Unidos 1994.

Un par de rostros de los presentes no me eran familiares, no los había visto antes, sus voces eran las que gozaban de  popularidad. Periodistas de la vieja guardia y en vigencia que habían sido elegidos para ser parte del operativo…pero no necesariamente desde EEUU. Hay labores que durante un mundial se hacen desde base, en Ecuador…nadie quiere eso, y esa tarde vi las primeras caras de reclamo y repudio de quienes fueron designados para tal tarea.

Tenía 23 años y Alfonso me lo dijo firmemente, viéndome fijo a los ojos, con el mismo tono que un técnico se lo debe decir al juvenil al que le ha dado la titularidad:

«Me la estoy jugando por ti, no me hagas quedar mal, muchos dicen que vas solo porque hablas inglés y que estas muy joven para todo esto todavía».

No sentí presión, fue más una cachetada de la imagen que tenían algunos y como buscan desacreditarte para limpiar camino, fui testigo de la carnicería y desesperación de muchos por llegar a un mundial de fútbol, hacían y decían cualquier cosa con tal de…en fin, no me bajaron del equipo y un buen día de junio de 1994 viajaba a EEUU.

Washington fue mi primer destino, desde ahí manejaría hasta Nueva York para cubrir Italia-Irlanda e inmediatamente regresar a Washington para México-Noruega.

Como parte TC Televisión teníamos derechos de transmisión pero no a un equipo nacional clasificado, próximo estaba a descubrir los beneficios y limitaciones que te ofrecían estas circunstancias.

Salí con todos los hierros de vestuario el primer día, saco y atuendo elegante, mala decisión, los 37 grados que golpeaban a NY fueron agresivos conmigo, entre el calor y lo perdido que me hallaba no tuve un buen primer día.
Veía a periodistas que corrían hacia un lugar llamado «zona mixta», tenían una autorización para entrar en ella que yo no tenía, regresaban desde este sector con entrevistas a jugadores, nadie me había instruido de todos estos procedimientos, nadie tenía que hacerlo, era yo quien debía ajustarme y lanzarme al ruedo de un trabajo en mundial de fútbol.

Tenía un Chevrolet Cavalier, al cual como pueden ver y al más puro estilo montubio le tomaba fotos, para 1994, era un carro que se podía jactar de moderno.

Ese hecho, el de poder moverme por donde quería con el carro que me había alquilado TC, fue la primera arma que empecé a explotar.

Rápidamente establecí una hoja de ruta y entre carreteras y aviones estuve en Washington, New York, Boston, Detroit y Chicago.

Aprendí toda la logística que necesita saber un periodista en un mundial y recibí el primer golpe de realidad de cuando tu país no está clasificado al evento.

Al no estar Ecuador, la situación variaba radicalmente para el alcance de tu plan de acción,

Junto a Roberto Campaña+, mi fiel compañero de esa copa del mundo, ESPN nos invitó a una parrillada cuando se cerró la sede de NY, calidad de evento por cierto.

Los accesos a entrevistas post-partido tienen preferencias, los periodistas de países clasificados por lógica deben ser los primeros que deben ingresar a la sala de zona mixta(lugar donde hacen las entrevistas), la sala tiene un límite de capacidad y cuando esta se llenaba de periodistas con selección en el mundial, el resto nos quedábamos afuera.
El gen recursivo latino que llevamos dentro nos ayudó a diseñar las estrategias para ingresar a zonas mixtas, nos parábamos fuera de la sala y cuando un periodista salía, le pedíamos el ticket para ingresar, nos quedaban viendo como animal raro, pero así lográbamos ingresar y hacer múltiples entrevistas.

Con el manual de procedimientos dominado, el mundial se volvió más agradable, nos movíamos por todos lados sin problema, fue así que nos topamos con algunas historias que vale la pena contar.

En Babson College(Boston) nos topamos con una Argentina feliz por el triunfo ante Grecia, Maradona era el ser mas simpático del mundo y nos dio una nota calmada y sin presión de 60 periodistas atrás tuyo pidiendo espacio, hoy eso seria imposible con Messi o C.Ronaldo, ya no existen esos chances en mundiales.
Ese mismo día, cuando salíamos de esa cancha, fuimos testigos de una soberana puñetiza entre dos medios televisivos argentinos que cubrían el mundial, izquierdas, derechas y patadas voladoras fueron parte del menú mientras abandonabamos el predio, al verlo, nos ubicamos en platea preferencial, pero en menos de 3 ganchos de izquierda, la policía ya estaba en sector y controlando todo.

Una semana después en Detroit fui chofer por un día de Eric Cantona, vi en vivo en un evento solo para periodistas a la banda B-52 y lograba cada vez más entrevistas con jugadores consagrados.

Recuerdo con especial cariño mis andanzas con el Dr. Marcos Hidalgo y William Vinasco.
Una tarde en Detroit me pidieron llevarlos a Canadá, el Dr. insistía que con la credencial de periodista no necesitábamos visa…grave error…al llegar a Windsor, el policía de Canadá me dijo(el Dr. y William se habían quedado en el carro) que nos regresemos, que no podíamos entrar sin visa, claro, antes me encargue de cuentear a «Piquito» y decirle que nos metían presos…hubieran visto el drama del pobre Doctor.
Y ni les cuento de cuando me pidieron llevar a alguien a una fábrica…ya que comprarían un helicóptero…leyeron bien, HELICÓPTERO…pero eso queda para mi libro.

William, Diego y Piquito

La semifinal me ubico en New York, lugar del que había salido hace pocos años como un joven estudiante cargado de sueños dementes y difíciles(nunca imposibles) de lograr, el regreso fue emotivo, pero no podía meterme en territorios sentimentales. Ya había sido notificado que no trabajaba en la final, mis últimos dos partidos fueron Bulgaria-Alemania y Bulgaria- Italia.

Recuerdo con especial satisfacción el partido entre búlgaros y alemanes, ese día sentí que era «conocido» internacionalmente, Tony Meola me saludo y recordó que lo había entrevistado en la Copa América que había sido solo un año atrás y en Ecuador…comprendan, me emocionaban esas frivolidades…tenía 23 años.
Adicionalmente Bulgaria dio la super sorpresa y eliminó a Alemania, desde Ecuador pedían que grabemos celebraciones de búlgaros, pero ese día el estadio era puro alemán, cuando nos dirigíamos a enviar material por satélite, aparecieron unos 12 búlgaros, de lo más simpáticos del mundo, bailaron, hicieron piruetas, todo para que la nota que se despacho para Ecuador quede muy agradable.
El mundial terminó para mí un 13 de julio de 1994, regresamos al hotel y el tiempo para hacer maletas era breve, además que tenía que ir a tres aeropuertos distintos, dejar gente en La Guardia, en JFK y yo volaba de regreso por Newark…fue una noche bien larga!!

Vi la final en Miami, en casa de Andrés Chiriboga.
Regrese a Ecuador con una satisfacción colosal, todo había sido como lo sueñas, mi vida había recibido la confirmación que este era el camino que seguiría…sin embargo algo faltaba para que sea total, algo para lo que tuve que esperar 20 años.

CONTINUARÁ…

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