PARENTÉSIS DE FANTASÍA El futbol puede no ser un ritual inocuo: provoca brotes repugnantes de chovinismo y racismo (como ocurre en los estadios europeos), ha servido como cortina de humo a gobernantes criminales (Argentina, 1978), y alentado espejismos ridículos sobre el destino nacional encomendado a once muchachos persiguiendo un balón (“Por qué no le...