CDs. Montañas y montañas de CDs. Se acumulan en la estantería formando un caótico mosaico de colores, tipografías e historias de mi vida en forma de canciones. Hace años que perdí la cuenta, pero deben ser más de 1400, ordenados por idioma de cantante, alfabética y concienzudamente, sin contar los centenares de copias promocionales y copias personales.
Durante años tuvo sentido: los compraba originales, era un ritual ir a la tienda y bajo un proceso sagrado buscar y analizar la compra del día, grababa discos de varios para regalar, los llevaba en el carro o de viaje… Hoy, trato, lucho internamente para mantener la tradición de al menos 1 vez al mes comprar discos originales, pero la verdad es cada vez mas difícil y apunto estoy de decir…innecesario.
Una cosa está clara: cuando quiero escuchar música en cualquier parte, el mp3 se impone.
¿Y los CDs? Se quedan ahí, de espectadores, una especie de fuente madre original retirada.Con los CDs descubrimos el mundo. Llegaron en los últimos años de los 80s y, con ellos, la fulgurante aparición del milagroso invento. Aquello era la octava maravilla del mundo, un formato de calidad mucho mayor y tamaño mucho menor, más resistente y duradero. El formato del futuro. Al menos eso nos decían.
Los precios no bajaron, la tecnología no trabajo en pro de la cultura popular, sino más bien todo lo contrario: los CDs se vendían aún más caros que los discos de vinil, y hasta el último hijo de vecino cayó en la trampa. La mayoría de tiendas de discos sólo tenia cds. Conseguir un vinilo era anti-época.
Hoy en algunos sectores del país, en esas tiendas o huecos considerados de venta de productos inservibles, los puedes todavía divisar, ya extintos se niegan a desaparecer.
El cambio de formato tampoco trajo consigo un mayor beneficio para los artistas, que siguieron cobrando cifras modestas por cada copia vendida. Lo que sí fue un hecho fue la forma de engordar aún más las arcas de las discográficas y los intermediarios.
El resto de la historia ya la conocen: llego la era digital, descargas por internet, piratería salvaje y colapso en la industria discografica.
Que hago con mis Cds?
Lo mismo que hice con mis vinilos y cassettes, jamas los tirare a la basura, me las arreglare para darle un espacio y a mi lado estarán…
Descarguen