La dinámica y corre corre de la sala de redacción aquella tarde fue descomunal, la búsqueda y tratamiento de la información correcta era vital y justa.

Solo horas antes el país había iniciado el proceso de enterarse y asimilar(siempre lo mas difícil) la muerte del delantero ecuatoriano, una carretera ecuatoriana había tomado una víctima mas, esta vez era alguien muy conocido…y querido.

Llegaron las primeras fotos, la crudeza de algunas de ellas, se conocía mas detalles y nacían las dudas y preguntas que morirán sin respuesta.

Otilino había muerto, ese jugador que derrochaba jubilo, potencia y futbol en canchas ecuatorianas y extranjeras.

Es inevitable no recordar, tratar de entender como se van, volver a vivir lo que daba y su firme determinación de ser buena gente siempre.

Buscar escribir lo correcto es complicado, cumplir con la memoria de Otilino es justo y obligatorio…han pasado 11 años y esa imagen y aspectos de Otilino son cada vez mas consistentes y poderosos.