Su tenacidad es admirable, pero luchar contra un costeño con casi 38 años de experiencia en el genocidio del «Aedes Aegypti» y otras de sus familias, resulta intrascendente.
Un solo manotazo acaba con el toxico zumbido del mosco. El cual queda achicharrado sobre mi pierna, ahora algo rojiza.
Mientras aniquilaba al mosquito con mi mano izquierda, la derecha clickeaba a buen ritmo el ratón de mi compu, mi nivel de obsesión era alto, utilizaba todo motor de búsqueda disponible, perseguía una foto que resultaba inatrapable para los poderes de la red.
Algo somnoliento y con el ultimo aliento de la negra noche, tropecé con una maravillosa foto de Papa Roncon, la espontaneidad y frescura de la misma me abrumaron. La ruta de la foto me llevo a su matriz de origen, el website del bar «Pobre Diablo» en Quito.
Fue instantáneo, preciso y muy reconfortante, no solo el disfrutar las fotos, sino recordar algunas fantásticas e inolvidables noches en el Pobre Diablo.
Este debe ser un lugar que junta todos lo requisitos, mas que indispensables, para que un lugar se gradué de clásico. Tiene poder, personalidad, olor, sinceridad.
Con las fotos que encontré del Pobre Diablo, viaje a capítulos dignos de pintar en la conciencia poco mantenida de muchos terrícolas. No quiero se uno de ellos.
Comparto las fotos con ustedes, de arriba a abajo.
Alex Alvear-José Avilés.
Hugo Idrovo-Jose Aviles.
Papa Roncon-José Avilés.
Pamela Cortez-José Avilés.
Promesas Temporales-Cesar Galarza.
Mas fotos en: el pobrediablo.com
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