“El periodista no es policía, ni censor ni fiscal. El periodista es ante todo un testigo: acucioso, tenaz, incorruptible, apasionado por la verdad, pero solo un testigo. Su poder moral reside, justamente, en que se sitúa a distancia de los hechos mostrándolos, revelándolos, denunciándolos, sin aceptar ser parte de los hechos. Responder a ese desafío entraña una enorme responsabilidad.
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