Lo que más me afecta cuando veo estas imágenes es recordar que esa tarde grabé todo lo que ocurría en las horas previas, llovía sin piedad, teníamos lodo en toda la ropa, la cabina de transmisión eran cuatro paredes de cemento gris, sin vidrio y sin mesas. Los equipos calentaban bajo las tribunas, los camerinos eran precarios. Futbol en «estado puro»…lo que ocurrió después con el equipo que jugaba en Sangolquí es historia rica y exitosa.
PD: Esas imágenes que grabé se perdieron una cámara que alguien olvidó en un taxi en Quito, aún no se podía grabar todo con el teléfono