Me declaro un gran practicante de la ida al cine, disfruto de todo el proceso, lo hago sin parar la frecuencia desde aquellas tardes de cine continuo en el cine Maya, Inca o uno de los infaltables Policines, veía las dos películas(antes eran dos diferentes las que se veían) me quedaba encantado en la sala las 4 horas de proyección.
Cuantos dieron su primer beso en uno de esos cines?
Con el tiempo llegaron los primeros video clubes, me acuerdo del Jerico y Betafilm Club, eran películas grabadas directas de algún canal de cable en EEUU(acá no había TV pagada todavía) y luego enviadas al país. Otras eran un verdadero homenaje a la pésima calidad, era imposible verlas, la verdad es que hasta hoy me pregunto como podíamos pagar por ver una de esas cintas de color gris, con audios inservibles y una neblina mas espesa que las del Londres de Jack el Destripador.
Existía también el «Spielberg», campeón de la mala calidad, sin embargo la cantidad de clientes que tenia era abrumadora, todos consumían, sin problema, esas películas de perversa calidad.
Cuando llego Blockbuster Video, pensé que habría buena variedad y calidad, las películas al fin tenian decencia visible, pero las alternativas y lo que nos enviaban era patética, la explicacion era lógica, la compañía cumplía con la ley y no traía nada sin licencia, por lo que practicamente recibíamos huesos de un pollo flaco.
Llego el DVD y los de Blockbuster siguieron alquilando mayoritariamente en VHS, por lo que las nacientes tiendas piratas destriparon a la cadena gringa.
Durante todos estos periodos los cines pataleaban, yo seguía yendo, la oferta de comfort para los usuarios era floja, tenían que hacer algo.
Llego la modernizacion, las salas de cine se sometieron a unas cirugías plásticas soberbias, salieron a flote, en el camino aplicaron una economía de primer mundo en los precios de sus bares.
Cualquier adquisición minúscula de nachos, canguil, cola o perro, representaba el 300% del valor de tu entrada. Igual iba, no cambiaría el ritual por nada.
Me da gusto saber que se acabaron las entradas para una función, disfruto cuando percibo que las cosas van bien para los distribuidores de películas, el olor a mantequilla en el cine me incita seguir regresando una y otra vez. Aunque la verdad en mis años de Cine Maya vendían sanduche de queso caliente y hasta ostias en el bar de la señora de Pombar, así que no se porque el canguil altera mis glandulas de regresaalcineprontus.
Soy un conservador en la tradición de ir al cine. Pero de una manera salvajemente contradictoria, compro bastantes películas piratas(ya no existe la alternativa de alquilar…o si?), compro también bastantes cosas por internet. Pero por sobre todas las cosas mantengo una lealtad sincera con las salas.
Que creen ustedes?
Sigue yendo la gente al cine como antes?
Van mas?, Menos?
De algo si estoy seguro en mis principios cinéfilos: Nunca compro nada en videotiendas piratas que tengan ese enorme elemento promocional: «En cartelera de cines actualmente».
¡¡¡Larga vida al programa diurno o nocturno de ir al cine!!!!!
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