Neil Leifer es una institución de la fotografía deportiva, su legado es visto a diario. El mundo esta lleno de habitantes que sin saber de el (responsable de disparar muchas fotos para la eternidad) ven su trabajo en cada rincón del gráfico mundo de hoy.
Sus imagenes son parte de la memoria colectiva de cualquier fanático del deporte en el mundo.
Leifer decía recientemente en una entrevista que lo que mas ha cambiado en su trabajo no es la tecnología de las fotos, no…lo que mas ha cambiado es la conducta de los deportistas, periodistas y personajes involucrados en el negocio.
Leifer, que ha tomado fotos en las ultimas 5 décadas, recuerda los años en que podías hablar con los jugadores desde el borde de la cancha y programar una cena con ellos después del partido, un café o una parrillada en casa…eso se acabo, es imposible hoy en día.
Y Leifer tiene toda la razón, el mundo esta cambiando, y cambiara mas(Iracundos), hoy es cada vez mas difícil poder contar con un deportista o dirigente para una entrevista y cuando lo logras, estas se convierten en duelos, enfrentamientos o la oportunidad esperada para buscar y perforar en lo mas intimo y pecaminoso del entrevistado.
«No se dejo»
«Quedo bien parado»
«Le dijo la plena»…
Hay análisis de las entrevistas, no por la calidad de preguntas, sino mas bien por la calidad de «duelo».
Como que si el contenido de una buena pregunta necesitara de gritos, arrogancia, amenazas o plazos.
El mundo mediatico de hoy ha transformado mucho de esto, al punto que conseguir entrevistas o lograr que algún invitado con perfil de noticia actual, acuda a un set de radio o TV es todo un logro.
Nacieron las exclusividades, los derechos, las exigencias económicas para ofrecer algo de tiempo.
Y no quiero confundir, ni desmerecer la búsqueda e investigación de una buena entrevista, el lograr la confianza del protagonista para que este acceda a contestar los cuestionarios que en su momento todos quieren oír y el susodicho lo oculta por temor o vergüenza.
En 1977, Richard Nixon (que había renunciado a la presidencia de los EEUU en 1974) se había refugiado en su hogar en San Clemente-California. David Frost, un periodista británico, gestiono una entrevista para conocer todos los detalles de su renuncia, pago $600.000 en el camino y logro la exclusividad, rompió el silencio y el rating televisivo con las declaraciones del ex presidente estadounidense.
Perdió merito el logro de la entrevista por el dinero pagado?
Les dejo a ustedes la respuesta…
Retomo el tema para volver a encasillarme en la conducta del entrevistador, leyeron bien no?, «Entrevistador», mas no fiscalizador o auditor.
Su deber es preguntar, plantear con talento buenas incógnitas, utilizar psicología de masas para preguntar a nombre de muchos.
El desarrollo y ritmo de la entrevista tendrá como combustible las ganas de contestar la verdad y la calidad de preguntas que se planteen, y, en el camino, con mucho equilibrio y sabiduría, por que no, de vez en cuando dar algo de show, eso si, sin jamas olvidar a la verdadera estrella del cuestionario…las respuestas del invitado.
Así, vuelvo a preguntarme y reflexionar sobre que paso en el camino.
El ego y la necesidad de figurar pueden ser bacterias poderosas en almas débiles.
Como y quien debe marcar el equilibrio?
Respondo lo ultimo….tu conciencia sincera, limpia, ética y profesional…
Mucha suerte en el camino, hoy en día la necesitaras.
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