En un aniversario más del nacimiento de Barcelona SC se me solicitó escribir algo sobre los grandes jugadores que vi en acción en Barcelona, decidí tratar de describir y recordar al argentino Ruben Dario Insua.
¡¡¡PEGALE, PEGALE!!!(con acento argentino)…lo escuché nítidamente, sin interferencias, pese a los más de 40.000 aficionados que había esa mañana en el monumental, el mensaje de Insua a Gavica fue claro y firme, con todo el tono de una orden superior, durante todo ese partido, Insua paseó clase, entregas de pelota con cargas consistentes de criterio, construyó acciones con personalidad ofensiva, dirigió conductas, derrochó experiencia y cuando dio la consigna final a José Gavica también acertó, el disparo de Pepín venció al portero del Valdez, ese era el gol necesario que Barcelona requería para ser campeón de la temporada 1991, era noviembre y además del debut de Ruben Darío Insua como campeón en Ecuador, era también mi debut en una transmisión de fútbol local, estaba de borde de campo (por cierto, me encanta esa función) y por esa ubicación privilegiada, no solo que me comí un calor inclemente (me mandaron con saco y corbata), sino que también pude escuchar limpiamente esa orden de Insua. El cordobés terminó aquella temporada como campeón, marcó 17 goles y cosechó una sólida imagen de calidad y conocimiento del juego.
Los tres próximos años que continuó con Barcelona fueron poderosamente estables en rendimiento efectivo desde el sector de la cancha donde nace todo, cada pase que daba llegaba con un manual de opciones, si el receptor sabía compartir con talento esa entrega estilizada, los desenlaces eran compactos para lograr que el público se ponga de pie ante la historia ofensiva que acompañaba la jugada.
Insua era cerebral en el ataque, la sala de maquinas del equipo, con un amplio menú de recursos para enfrentar cualquier situación compleja en la cancha y si había que patear un tiro libre cerca del arco, había que correr y decirle al arquero rival que prepare su mejor tapada y volada para evitar que le pelota entre.
Insua fue un jugador que sabia por donde transitar, con gran visión de perímetro y decisión talentosa para elegir a quién y cuándo dar el pase, no era rápido, tampoco muy potente, pero sus movimientos y juicios hacían que calificarlo en cancha y describir su puesto tenga varios criterios, para mi jugaba de 10, pero con libertades y licencias de disfrazarse cuando el sabia que había que hacerlo y optar por otras posiciones ofensivas.
Cuando jugaba ya su cuarto año en Ecuador, escuché a un comentarista decir que los años lo habían vuelto algo predecible en su juego, pese a eso, seguía logrando sus objetivos futbolísticos, a pesar de esas acciones “predecibles” que supuestamente se habían apoderado de su juego.
Ruben Dario Insua estará asociado de manera entrañable con la galería de jugadores legendarios del equipo, tiene cupo fijo, sus jugadas…y colorida forma de vestir, no se olvidan en el ídolo…daría mucho por tener su camisa color marrón de la buena suerte en mi museo de objetos históricos y no tan valiosos del deporte ecuatoriano, camisa con la que le dio otro título a Barcelona, pero esta vez como director técnico…pensar que a punto estuvo de irse después de uno sus primeros partidos en Guayaquil, se marchó en pleno partido por ser cambiado, se fue caminando por la avenida Barcelona, en una ciudad que casi no conocía, un patrullero de la comisión de tránsito lo rescató y le evito la caminata…gracias a ese elemento, pudimos disfrutarlo y aplaudirlo.
Descarguen