Un proyecto apareció en mi escritorio, por esos días se especulaba con mi llegada al ministerio de deportes (nunca se dio) eran consistentes las llamadas adelantándose a la posibilidad y buscando implementar ideas para el beneficio del deporte. Recuerdo claramente uno de esos proyectos, el responsable de la idea tenia un plan de masificación de futbol en Ecuador…creanme, nunca lo hubiera ejecutado, no se donde vivía el señor, pero si algo no necesita el Ecuador, es masificar el futbol, la tarea esta hecha ya, son otros los caminos que se deben buscar en este deporte; diseñar mejor las etapas de desarrollo, niveles de competencia, selección de talento en torneos masivos, fortalecer, tecnificar y desarrollar con mas fuerza en trabajo en las divisiones inferiores, ¿pero masificar?…no.
El pormenor de aquella intención y proyecto que alguien elaboró volvió a rondar mis recuerdos cuando se activaron de manera intensa en estos días las reflexiones, memorias y recuerdos de lo que deja como legado el estadio Ramon Unamuno, hay situaciones sentimentales que se impulsaron por lo que sera la desaparición de este escenario, la memoria visual de gente del sector cambiara y quedara el recuerdo de quienes jugador ahi sus primeros partidos de manera mas organizada…pero de ahi, no habra desenlaces trágicos para este deporte.
El fútbol local no recibirá un golpe contundente con la demolición del Unamuno, la masificación de deporte no esta en riesgo el golpe será mas emocional y de otros aspectos.
Son otros los deportes los que merecen mas atención, desarrollo, interés, mas infraestructura, efectivos y reales planes de masificación, no tan multitudinarios, pero si de expansión consistente.
Las teorías sobre desaparecer todo el complejo deportivo Pío Lopez Lara, el mismo que tiene en su comarca al estadio de beisbol Yeyo Uraga, el estadio de futbol Ramon Unamuno, el coliseo de basquet Abel Jimenez y el gimnasio de box Cesar Salazar han sido como mitos de terror que de a poco han ido tomando forma.
Estos escenario deportivos en mención reúnen particularidades fijas; están destruidos, viejos, descuidados, no son escenarios que inspiran visitarlos, se convirtieron en rancios santuarios y lugares con mas ayeres que mañanas. No han sido sometidos a verdaderas remodelaciones, una que otra mano de pintura y cambio de baterías sanitarias, nada mas.
El Yeyo Uraga recibió una inversión decente hace un par de años gracias a una donación del gobierno japonés, fue pintado, se ubicaron nuevas mallas, se le aplicó arcilla por primera vez en su historia y se arregló en algo el césped (que es monte en gran parte) de su cancha.
Pero es indudable que el estado y tiempo de vida que tiene el único estadio de beisbol de la ciudad de Guayaquil es deprimente, no se pueden encender las luces hace ya algún tiempo, hace un año vino la selección de Chile de gira y solo pudo hacer un partido contra un equipo mayor ( y el pago de la electricidad lo hicieron los jugadores de ese equipo), no hay parqueo para jugadores o directivos y la ruta desde los parqueos disponibles hasta la entrada del escenario es de alta incidencia delincuencial.
La mudanza de este estadio a un nuevo sector de la ciudad también fue parte de las posibilidades que se manejaron recientemente, era lo correcto construir un nuevo escenario para este deporte, si desaparecía uno no hubiera sido un desastre, se ganaba mas con uno nuevo y diciéndole adios al vetusto Yeyo. Escenario perfecto para el desarrollo de este deporte hubiese sido quedar con el Yeyo y uno nuevo, pero lo que si hubiera sido un atentado era quedarse sin nada, Guayaquil no tiene mas espacios para este deporte, demolerlo y no dar espacio tener al menos una cancha nueva apta para los juegos de primer nivel, causaría daños contundentes al beisbol local.
Llama la atención que hasta el hijo de Yeyo Uraga pide que el estadio de beisbol sea demolido, alega que no atrae torneos, que los escenarios ya cumplieron su objetivo y que deberían ser solo canchas de formación infantil, de iniciación, para niños y juveniles, el escenario cumple con esa función, pero para la primera categoría nada mal le caería un arreglo integral.
El nuevo parque que se construirá alrededor del estadio de beisbol espera darle otro tipo de vida al sector y cambiar la personalidad del mismo, buscando atraer nuevamente a mas y nuevas personas.
Con el basquet el caso es algo semejante, si bien existen muchas mas canchas de baloncesto que de beisbol en Guayaquil, no así con coliseos propicios para el alto nivel, en ese detalle la historia es otra y la realidad de los únicos coliseos de basquet en la ciudad de Guayaquil también. El Abel Jimenez estaba caduco ya, viejo y muy limitado, era el lugar de torneos provinciales y oficiales, pero lejos estaba de ser un escenario decente. El polideportivo Huancavilca, otrora centro de tanto basquet, hoy no tiene tribunas y se usa muy poco, el coliseo del colegio San José pertenece al colegio y no a la ciudad, (ocurre igual con coliseos de otras instituciones educativas) el coliseo de la fundación Honorato Haro es bastante funcional, practico, uno de los mejores de la ciudad, pero sigue siendo privado y cuando digo privado es que llama mi atención que quienes organizan torneos son personas particulares que tienen que alquilar estos escenarios, las federaciones provinciales como tal quedan debiendo en la organización de verdaderos campeonatos de basquet de nivel, como federaciones dan avales para que se pueda desarrollar un torneo, pero son mas iniciativas privadas civilles las que dan vida a eventos de primera categoría. Con la ley del deporte quedo claro que las federaciones nacionales no son las encargadas del alto rendimiento…fue una decisión nefasta y que lo que hizo fue dar jabón a muchos directivos para lavarse las manos sobre esa responsabilidad. La federación ecuatoriana de basquet estuvo durante años en un congelador, sancionada, dedicando mas tiempo a diferencias entre autoridades del deporte que al desarrollo del mismo. De un tiempo acá, la llegada de José Arévalo ha tenido puntos a destacar, pero es a nivel provincial, y en Guayaquil en especial, donde la necesidad de un nuevo escenario ha sido latente, es como que la realidad del basquet en esta ciudad va en cámara lenta.
Hay organismos que están llamados a realizar torneos en ciudades, así tengan que paga arriendo en escenarios de la ciudad o no tengan problemas en la iluminación(Yeyo)
El basquet guayaquileño necesita un coliseo de calidad, se anuncia la construcción del nuevo Abel Jimenez en el sector de samanes, la noticia es colosal, pero mientras tanto, quienes organizan torneos y usaban el Abel Jimenez original, deberán buscar un escenario alterno hasta que este listo el otro coliseo que promete estar como merece el basquet de primera categoría.
¿Si demuelen el Unamuno se ve afectado el desarrollo del futbol de Ecuador?…no…el daño sería mayor si el basquet se queda sin coliseo o si el beisbol pierde(por descuidado que este) uno de sus escenarios, sabiendo que no habría uno nuevo.
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