A las 7 de esa noche me reuní con representantes del MAAC cine, quienes ya abrieron su sala en Riocentro Ceibos. Fue una reunión amena donde fluyó la cerveza. Fui el primero en irme (estábamos en el sur) para llegar a la Viejoteca.
Al llegar al norte me perdí. Habían policías por todas partes y con las 4 cervezas que me había tomado no quería toparme con ninguno, ni de la CTG ni de ninguna rama de los uniformados.
Diego y Verónica me rescataron, llegamos a la Viejoteca y nos topamos frente a frente con quienes nos comunicamos día a día desde la cabina.
No todos los días uno se encuentra con personas que están literalmente sintonizadas con una forma de exprersarse y de pensar. No se trata de siempre estar de acuerdo ni de estar del mismo lado en la mayoría de posturas y opiniones, si no más bien de compartir un estilo y un mismo concepto de la libertad de ser.
Pero lo que hablamos ese par de horas esa noche no fue suficiente.
Ridículamente, yo tenía una reunión en la casa de mi pelada para contarle a mis panas que tal había estado la reunión con el personal radioescucha. Estaban tomándose unos tragos y esperándome. Era todo un evento el que nos hayamos reunido y la gente quería saber qué tal había estado la reunión.
En la viejoteca, invité a los presentes a acompañarme pero la gente no se animó.
He sacado pocas pero valiosas conclusiones sobre esa noche.
La primera es que uno debe concentrarse en una cosa a la vez.
La segunda ya la sabía pero me vi forzado a romperla por andar bajo de fondos: de noche se anda en taxi cuando uno va a conocer gente interesante y está tomando cerveza helada.
Y la tercera es que nada es mejor que conocer a la gente que vive en mi ciudad. Gente de opiniones fuertes, de sueños y deseos intensos, de criterios afines a lo que yo considero la parte integral del programa: el buscar un ángulo personal, una perspectiva basada en el afán de transformación. El querer aprender, el querer cambiar o seguir siendo el mismo, pero siempre entendiendo que PARA SER CADA VEZ MÁS UNO MISMO, lo más importante es ver que no se está solo, que siempre está la mirada del otro, del que no es el mismo que está en el espejo pero siempre termina siéndolo.
Gracias a todos los que fueron. Espero ver en otra ocasión a los que no pudieron llegar.
Y a Diego, maestro del instinto, quien tuvo la iniciativa de conocerlos y hacer la reunión.
Jalobo, gracias por el espacio y la cerveza. La próxima es en mi casa. Te mando un abrazo.
Y quiero decirles que, no sé Uds., pero al menos yo, me quedé corto.
No dejemos pasar otro año antes de toparnos de nuevo.
salud,
Crespo
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