Estuvo por meses en Sierra Maestra con Fidel Castro, quien en ese entonces era visto como un loco revolucionario.
El periodista ecuatoriano Carlos Bastidas llegó hasta esta región del oriente cubano con la intención de entrevistarlo, no era parte de su grupo, era un comunicador que llegaba al lugar de los hechos para contarle la historia al mundo.
Pasó cerca de dos meses del año 1958 en las selvas cubanas, utilizó el seudónimo de Atahualpa Recio, bajo este nombre emitió algunos de los primeros informes de la naciente Radio Rebelde.
Tenía entonces solo 23 años de edad, pero ya presentaba un aval periodístico importante, pues había reportado para distintos periódicos del Ecuador importantes acontecimientos como los sucesos de Hungría en 1956 y las caídas de las dictaduras de Rojas Pinilla, en Colombia, y de Pérez Jiménez, en Venezuela.
Bastidas, que había laborado para diario El Telégrafo, llegó a Cuba desde Chicago, donde en ese entonces se desempeñaba como corresponsal de una agencia internacional.
Retornó a La Habana el 11 de mayo con el propósito de viajar tres días después a Estados Unidos, desde donde pensaba denunciar los crímenes de la aviación de Batista contra comunidades rurales. Se alojó en un hotel cercano al Paseo del Prado, visitó el Colegio Provincial de Periodistas de La Habana y también estuvo en la Embajada ecuatoriana en la capital cubana, donde entregó al entonces embajador Virgilio Chiriboga los rollos con las fotos que había tomado en la Sierra Maestra y otros documentos.
En la noche víspera de su partida se dirigió a un bar situado en el sector de el Prado. Estando dentro del lugar y sentado en un mesón, un agente de la policía secreta de Batista, al servicio del jefe de la policía nacional, Pilar García, comenzó a injuriarlo verbalmente y, después, a golpearlo, antes de sacar su revólver y dispararle a mansalva un tiro en la cabeza. Bastidas quedó agónico, desangrándose.
De ese brutal asesinato no se publicó una línea en la prensa cubana de la época.
El cadáver de Carlos Bastidas fue llevado a la morgue por órdenes de la policía. El Colegio de Periodistas de La Habana supo de lo ocurrido y logró, tras muchos tropiezos, que tres días después se lo entregaran, y fue velado y sepultado, al día siguiente, en el panteón de los periodistas en el Cementerio de Colón.
Desde entonces en Cuba se ha hecho más un deber que un hábito, que cada 13 de mayo los periodistas cubanos rinden sentido y emocionado homenaje al periodista ecuatoriano Carlos Bastidas Argüello, quien fuese asesinado por la dictadura de Batista en 1958.