Noviembre 7 2001

Noviembre 7 2001


A PETICIÓN POPULAR…OTRA VEZ…


CÓMO FUE ESE DIA PARA USTEDES

La derrota frente a Argentina había ocasionado que se aterrice otra vez.
Aquel desmedido triunfalismo, que había quedado marcado previo al partido en que los gauchos ganaron 2-0 a Ecuador, fue necesario para que el enfoque vuelva a su lugar.
Luego se empató en Colombia y se ganó en Bolivia, al parecer la mesa estaba servida en el partido del 7 de noviembre del 2001 frente a Uruguay.

Hernan Dario Gomez manejaba a una selección de fútbol de Ecuador que se encontraba en una posición inmejorable para clasificar a su primer mundial de fútbol.
Ese día, Quito era prudente, nadie quería iniciar el festejo antes de tiempo, todos reservaron de manera segura y responsable su euforia.
Llevaba ya algunos días en la capital, toda la información se generaba desde la mitad del mundo, medios de comunicación de Colombia cubrían el partido como si se tratara de su propio país, seguían al DT colombiano que buscaba el momento histórico con Ecuador.

La Asociación Ecuatoriana de Canales resolvió que durante la transmisión del partido esté en el borde la cancha, ahí vi todo tipo de rostros, sueños, nervios, ilusiones y temores.
La forma uniforme en que la desesperación del publico crecía para pedir el inicio del partido era sorprendente. Había demasiados factores que atentaban poderosamente contra el bienestar emocional de los presentes, era como una metralleta que disparaba balas de emoción, angustia y ansiedad a todos.
El éxtasis afectivo total llegó cuando tres aviones de guerra hicieron un descenso y usaron el cielo del estadio Atahualpa para volar bajo y expulsar humo con los colores de Ecuador…imaginen todo esto y lo más sorprendente de todo era que el partido no había iniciado aún.

Noté especialmente callado al «Bolillo», no eran nervios, existía moderación de emociones y mucha prudencia.

El primer tiempo fue muy discreto, dos selecciones que se examinaban de lejos, no arriesgaban y esperaban alguna situación aislada para herir.
Uruguay tuvo esa primera acción y no la desaprovechó, un penal lo ponía adelante en el marcador.

Para el segundo tiempo mi ubicación cambio, de la cancha pase a la cabina central.
Mi domicilio para el segundo tiempo estaba saturado de gente, además de narradores y comentaristas, la presencia de productores de TV, camarógrafos, policías, colados y un equipo de TV colombiana se habían instalado en el espacio de 6 por 4 que es utilizado para la transmisión central.
La tensión crecía de manera salvaje, muchos sentían ya esa sensación como algo clinico.
Ecuador necesitaba solo de un punto para clasificar al mundial de Japón-Corea-2002, todas las almas que seguían el partido tanto en el estadio y por TV lo sabían.
Monica, periodista colombiana, hacía un reportaje de aquel 7 de noviembre, solicitó que diga algo para su cámara. Haciendo un esfuerzo para escuchar lo que preguntaba, me incline hacia su voz, justo cuando entendía lo que decía, sentí la explosión…no vi el gol de Kaviedes.

Después del gol de Kavides se ingresó en la dimensión del «apriete», se pedía que termine el partido, ya no se narraba el partido, los relatores declamaban odas a la campaña de la selección y al trabajo de Hernan Dario.
El árbitro dio por terminado el partido y al mismo tiempo en el Ecuador se inició la estampida de júbilo y festejo.

Justo cuando recordé lo que se estaban perdiendo Pepe Murillo, Aristides Castro y Chicken Palacios(periodistas deportivos que habían muerto sin ver a Ecuador jugar un mundial) se inició la inundación de mis ojos, no podía controlar el llanto…para cuando me encontré con el Rey de la Cantera ya la situación fue incontenible.

Las calles olían a cerveza, la gente lograba seguir gritando, pese a que ya muchos habían perdido la voz. Quienes terminamos nuestra labor en Quito, buscábamos la forma de llegar al aeropuerto, en la pista del aeropuerto internacional Mariscal Sucre un avión esperaba por muchos que regresaban a Guayaquil, se había gestionado que espere más tiempo de los normal, llegar al terminal fue una labor titánica, las calles eran un carnaval, todos buscaban darte un abrazo, brindarte lo que estaban tomando, celebrar el acontecimiento y compartir lo que había ocurrido solo horas antes.
No se como ese avión llegó sano y salvo a Guayaquil, si hubo sacudidas en el aire fue por la saltadera de la gente y mas no por turbulencias naturales.
Yo solo pensaba en llegar al cumpleaños de mi papá, sabía que habían estado reunidos en familia desde las 3pm. El avión-fiesta llegó a Guayaquil cerca de las 11 de la noche, de solo imaginar las calles de Guayaquil se me espeluznaba el cuerpo.
Camino a casa, vi gente que ya se había rendido a las celebraciones, otros se retiraban. La contundencia con que se activó la fiesta había sido tal, que los estragos eran notorios, era coherente, la ingesta de alcohol se había activado desde las 1pm en muchos casos, si a eso sumamos que la saltadera y bailadera por la celebración debió ser agitada, los cuerpos colapsaron y solicitaron descanso.
Fue después que me enteré de los trastornos que hubo en las calles, de cómo se colgaban de los semáforos, pararon tráficos de calles y las pistas de baile eran en las principales calles de la ciudad.
Días después, un dueño de un bar me relató que era normal ver mujeres, bajarse los pantalones y orinar en plena calle, la cerveza tenía que ser expulsada y no había oferta de baños.

Llegue a casa de mi papá, ilusionado con encontrarme con la familia y dar mi cuota de celebración….todos dormían, la fiesta había sido demasiado potente.
Me retiré, el día terminó, no pude tener esa experiencia de celebrar relajado, sin tensión de perder un vuelo de regreso a casa.

Así fue mi 7 de noviembre del 2001.
El tuyo como fue?

 

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