Ocurrió en un bar de Cumbria, al norte de Inglaterra, donde su dueño ya había comentado anteriormente sobre situaciones paranormales. Andrew Batemen recorría visualmente imagenes de su circuito de vigilancia interna cuando descubrió algo completamente inusual en las mismas, lo que parecía ser un espectro que se movía y desaparece del cuadro de la toma...