Haciendo musica con Lalas.

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Haciendo musica con Lalas.


La verdad me causo sorpresa escuchar a un elemento de la radio, jactarse de cuando llevo a Alexi Lalas al estudio de un canal de TV local. No es que aquella felina persona no tenia aciertos llevando invitados de altos quilates, pero con Lalas recuerdo la historia de manera exacta.

Lalas regresa al Ecuador en 1997, y digo regresa ya que en 1993 había estado jugando la Copa América en este país. Para tal evento fui designado a seguir al equipo gringo, fuimos a dar a Salcedo, a Rumipamba de las Rosas, lugar elegido por la debutante selección en Copas Americas.
La presencia de este equipo era toda una novedad, nunca antes, para estos eventos sudamericanos se había invitado a equipos no pertenecientes al cono, para Ecuador 93 llegaron México y EEUU.

Al bajarse del bus, note que este barbón, tipo Bufalo Bill, llevaba consigo un estuche de guitarra.
Revise nuevamente la guia de prensa que nos habían entregado(no había internet en esos años), me habia perdido un valioso detalle, la información publicada decía que Lalas era cantante y tenia una banda llamada «Gypsies».
Inicie entonces mi búsqueda del personaje, lo abordaría hablándole de música, ese recurso siempre ha dado buenos resultados, buscar el otro gusto del personaje. Tuve éxito.
Hablamos bastante de música y claro esta de fútbol también.

Un año después llegaba al mundial de EEUU 94, me toco acudir a un acto social de la selección local, nada mas, deportivamente no tuve coberturas con ellos.
Era un salón grande y lujoso, hice contacto otra vez con Lalas, saludamos, conversamos unos 40 segundos y chao.

Como por octubre de 1997 se anuncia en Emelec la contratación de Alexi Lalas y Joe Max Moore.
Llegan los refuerzos y para la segunda o tercera practica de Emelec en el Capwell, ya con su nueva cuota extranjera, llego al escenario y busco a Lalas.
Me saluda con alguna diferencia del resto de periodistas, le pido una entrevista personal, alejados de todos los micrófonos que rozaban su barba.
Nos sentamos y charlamos sin pausas por unos 35 minutos, apagada la cámara le comento a Alexi sobre un bar en la ciudad donde podía escuchar a bandas locales y de paso, si quería animarse a cantar.

Pasan los días y Lalas me llama mi celular(ya los había en la urbe) me dice que puede ir al bar en mención, pero por un tiempo limitado.
La historia de cuando lo fui a recoger al Capwell debe ser una de las mas curiosas y cómicas de mi vida. La realidad del choque de culturas y diferencias que nos golpean con ímpetu.

Llegue a un oscuro entorno del estadio y ahí estaba Lalas, con cara de asombro y espíritu de cazador. Cámara fotográfica en mano y mirada fija en el punto donde había divisado la razón de su decidido interés a lograr lo que para el seria una foto histórica.
Con un español destructivo me dijo «On rata giganti» luego, procedió a explicarme en ingles que debía tomarle una foto, que uno de sus mejores amigos trabajaba en el departamento de la universidad de Rutgers y le agradecería la foto.

La espera tomo unos 40 minutos, y por supuesto que ni estúpida la «rata giganti» nunca mas asomo. Ya en mi Vitara rojo, Lalas continuo su lamento:
«Damn it, I had it, how could I miss the picture»
Solo se lamentaba por no haber tomado la foto.

Así llegamos a Hooligans, uno de los mejores y mas legendarios bares que ha visto la ciudad de Guayaquil.
Entramos, Willy Wong tocaba con alguien que no recuerdo esa noche, los presente y en menos de lo que canta un gallo, el gringo ya estaba en el escenario cantando «Traveling Band» de Credence Clearwater Revival.
Se mando un Tampico, canto otra canción, y me dio la señal. Había que regresar a la zona de la rata.

Cantaba muy bien, la gente lo aplaudió a rabiar, de regreso al estadio hablamos de música…y de la rata.
Lo convencí para que cante otra, pero ahora en mi programa de cable, ya veremos, dijo.

Semanas después llegaba a CD7 y se mandaba dos canciones en vivo, para una audiencia que se deleito por su talento.

Yo fui el responsable de llevarlo al bar, no se si fue otra vez, pero esa noche fui yo quien lo llevo, así como fui yo quien lo llevo al canal para la otra sesión musical.

Antes de regresar a EEUU, me confeso que quería comprar a un jugador de Emelec, Kaviedes puede llegar me dijo.

No volví a saber de el. Le escribí y nada. Solo años después me envió una tarjeta de navidad, la misma traía ya un correo electrónico, el mundo estaba cambiando.

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