Basta de bestias

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Basta de bestias

HACE 8 AÑOS ESCRIBI ESTE ARTICULO, EL DIA POSTERIOR A LA MUERTE DE CARLOS CEDEÑO, LAMENTABLEMENTE PUEDO CONCLUIR QUE LAS LINEAS NO HAN PERDIDO VIGENCIA

Esa era la frase que escuchábamos en una cuña de televisión a mediados de la década de los 80 cuando se intentaba frenar la ola delictiva de atracos y violaciones en todo el país.

Parafraseando aquel mensaje debemos al unísono decir BASTA DE BESTIAS EN EL FUTBOL.

Algunas veces lo manifesté en programas de radio y de televisión, que esos mal llamados hinchas , o “ barras bravas “, no son más que repugnantes delincuentes.

En algunas oportunidades referí la muerte de Roberto Basile, el miércoles 3 de agosto de 1983 en el estadio de Boca Juniors.

Basile, de 25 años de edad, empleado bancario acudió a la popular que da al riachuelo, y se instaló junto a la hinchada de su querido Racing, cuando una bengala se incrustó en su cuello y le quitó la vida.

Ese trágico suceso, que algunas veces tomé como nefasta referencia de lo que podía ocurrir en un estadio, ya pasó acá en nuestra ciudad, el día de ayer en el estadio Monumental de Barcelona.

¿ TODOS DELINCUENTES ?

Definitivamente no, así como es mi propio caso, conozco de miles de personas, que toda su vida fueron fanáticos del deporte más popular, que asistieron siempre a los estadios, que cultivaron toda su vida el amor por el fútbol, y que así como yo jamás acudieron al estadio con una mochila o algo parecido, que nunca arrojamos una botella o una piedra a la cancha o las gradas, entonces debemos concluír que son una minoría de los que van al estadio para desatar bajas pasiones e instintos criminales.

Varias veces expresé mi criterio sobre las manifestaciones que podemos testificar en los estadios, esos extintores de los que emanan humos horrorosos, bengalas, petardos y otros artefactos que contaminan el ambiente, y que deben ser de una vez por todas erradicados de un espectáculo deportivo.

Tampoco me gusta esa interminable cantidad de tiras de papel que transforman el campo de juego en un verdadero basurero, que casi siempre retrasan la iniciación del juego, y que en muchas ocasiones , una vez iniciado el encuentro dificultan la visual para las líneas definitorias del gramado. Felizmente esas tiras de papel difícilmente puedan causar una lesión grave a un espectador.

ENEMIGOS DEL FUTBOL

En la edición 3331 de la revista El Gráfico del 9 de agosto de 1983 literalmente se expresaba :

“ Que la sociedad se defienda de los delincuentes, y una manera de hacerlo es colaborar denunciando, facilitar la acción policial y segregar a quienes escudados en banderas, bombos y otros artículos pueblan sectores de los estadios haciéndole creer a todo el mundo que son hinchas. El hincha no agrede, no depreda, no hiere, no mata. Quien hace todo eso es, lisa y llanamente, un delincuente calificado “

Casi un cuarto de siglo ha pasado desde que leí aquella crónica de la revista argentina, y lo que muchas veces temí, pero también anhelé que nunca llegara a nuestros estadios , lamentablemente ya pasó.

RESPONSABLES SOLIDARIOS

Son muchos, los principales son aquellos que escondidos en las masas acuden a los escenarios a protagonizar esos actos criminales, y a los que ojalá en algún momento, y que esperemos no sea demasiado tarde se impida para siempre su ingreso a los estadios.

Hay otros responsables, desde luego la policía, incapaz de prevenir y de reprimir a los delincuentes. Así como son plausibles algunas medidas, como la de retirar películas oscuras de los automotores, la de efectuar requisas para decomisar armas, u otros operativos similares, es también evidente que se detecta negligencia de acción.

La reflexión anterior resulta de una simple deducción , un artefacto como una bengala, un extintor , una herramienta que permita destruír el hormigón de una grada para convertirlo en proyectiles, o una bandera con una madera o tuvo de PVC, no puede ser ingresado bajo una camisa o en una billetera, lo que evidencia que no hay una revisión a los espectadores, ya que si se efectuara no habría posibilidad que llegue al interior en una tribuna.

En un medio escrito ya se anunciaba que una de las hinchadas tenía listo una fuerte dotación de petardos, humos , bengalas, y aquello es estúpidamente aceptado como una demostración de cariño a una camiseta.

Se sabía que llegarían todos esos artículos al estadio y no se impidió su ingreso.

Son responsables también los dirigentes, que no son capaces de evitar con todos los medios posibles que se produzcan esos incidentes, en algunos clubes, los mismos dirigentes proporcionan entradas, y hasta colaboran con gastos de movilización para esas denominadas “ BARRAS BRAVAS “.

Hemos sido testigos de interminables reuniones en congresos para discutir y hasta pelearse, para levantar un ridículo término de “ persona no grata “ a un determinado dirigente, para levantar sanciones, para multar a un técnico que expresa que un equipo juega de manera asquerosa, para solucionar amnistías a futbolistas patanes, a diseñar mediocres torneos, etc.

Esos dirigentes no han sido capaces de legislar, de resolver, de proponer y velar por el cumplimiento de medidas que permitan controlar la violencia en las gradas.

CARLITOS

Ahora todo podría resultar absurdo, ya no se puede remediar nada, sólo reflexionar y lamentar profundamente la muerte de Carlos Cedeño.

¿Habrá pensado ese criminal, el que disparó la bengala, lo que podía ocasionar? Seguramente no, porque muy distinto de lo que algunos manifiestan, que este tipo no pretendía matar a alguien, ese individuo, lacra social, no puede tener conciencia, su inmensa estupidez jamás le permitiría sospechar de las consecuencias de sus malditas acciones.

Carlos Cedeño , de 11 años , acudió al Monumental a disfrutar de un clásico, todos sabemos ya que no podrá estar orgulloso de aprobar un año escolar, jamás podrá exhibir un título de bachiller, no podrá volver a abrazar a sus padres, tampoco llegará a formar una familia, a ser un individuo productivo, de la misma manera no disfrutará de las situaciones lindas y tristes de la vida, ya no estará más entre nosotros. El fue a alentar a su querido EMELEC, pero una bestia le impidió seguir viviendo.

Hay silencios que son ensordecedores, esperemos que las autoridades seccionales, la dirigencia provincial y nacional de fútbol , no callen, que actúen de manera ejemplar y se promulgue una ley que impida para siempre el ingreso de esos artefactos a un estadio.

Debe investigarse hasta las últimas consecuencias, encontrar los culpables y encubridores de este asesinato, no descansar hasta conseguir que sean identificados y detenidos.

Ahora es el momento, este es un motivo suficientemente importante para un congreso extraordinario, para que se legisle inmediatamente la prohibición de ingreso de todos esas armas a los escenarios, ojalá se promulgue esa ley, a la que se podría llegar a identificar posteriormente como : La ley Carlos Cedeño.


ARQ. ANTONIO UBILLA MANCHENO

SEPTIEMBRE 17 DE 2007

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